TRABAJANDO LAS COMPETENCIAS EN EL HUERTO

Las competencias básicas a través del huerto escolar

Uno de los aspectos novedosos que trae consigo la entrada en vigor de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, es la programación por competencias básicas. Por ellas entendemos el conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes necesarias para que una persona alcance su desarrollo personal, escolar y social. En definitiva, la competencia se demuestra cuando el alumno o alumna es capaz de actuar, resolver, producir o transformar la realidad a través de las tareas que se le proponen.
El huerto escolar es un recurso pedagógico, que interrelaciona las diferentes áreas curriculares y favorece el desarrollo de las diferentes competencias básicas:
1. Competencia en comunicación lingüística.
No se puede comprender e interpretar la realidad sin poner previamente en marcha una serie de habilidades lingüísticas (escuchar, conversar, leer o escribir), gracias a las cuales se construye el pensamiento y se regula el comportamiento. En ese sentido, dentro de este programa se utiliza la lengua escrita en diferentes acciones como por ejemplo para describir en el cuaderno de campo todas las vivencias y sucesos acaecidos en el huerto.
2. Competencia matemática.
Son múltiples las ocasiones en las que vamos a tener que utilizar y relacionar los números y las distintas operaciones y formas de expresión y razonamiento matemático, en las tareas incluidas en nuestro huerto escolar. Por ejemplo: realizar mediciones, calcular áreas y perímetros partiendo de la realidad (geometría); realizar cálculos matemáticos referidos al consumo de agua, gastos en materiales (herramientas, abonos, semillas, etc.); realizar medidas de peso y volúmenes.
3. Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico.
Es sin duda la competencia que más se va a trabajar en nuestro huerto escolar ecológico, pues entre sus principios destacan el conocimiento del entorno y de los rasgos más representativos del paisaje natural y urbano, así como la puesta en marcha de medidas que favorezcan la defensa del medio y la calidad de vida (consumo racional del agua, ahorro de energía, o selección y reciclado de residuos). Se trata, en definitiva, de promover entre todos los sectores de la comunidad educativa una actuación sensata hacia el consumo, así como fomentar un uso responsable de los recursos naturales, el respeto y cuidado del medioambiente.
4. Competencia digital y de tratamiento de la información.
Nuestros alumnos y alumnas van a tener que hacer uso de los procesadores de textos y de Internet de forma constante, además de familiarizarse con diversos tipos de lenguaje (textual, numérico, icónico, visual, gráfico y sonoro). Así, estaremos desarrollando esta competencia al buscar en un servidor información relacionada con el huerto, por ejemplo, información sobre la elaboración de colonias y perfumes naturales elaborados a partir de plantas aromáticas.
5. Competencia social y ciudadana.
La mayor parte de las tareas y actividades que se realizan en el huerto escolar son actividades grupales, que implican a toda la clase. Por ello es fundamental el desarrollo de este tipo de competencias, pues sólo desde la cooperación y la convivencia es posible compartir materiales y objetos, y colaborar en su cuidado.
6. Competencia cultural y artística.
Los recursos que proporciona el huerto nos permite potenciar la expresión y la creatividad de nuestro alumnado. Así, por ejemplo se podrán realizar talleres con materiales desechables o reciclados; talleres de elaboración de colonias, de infusiones utilizando la cocina solar, etc.
7. Competencia para aprender a aprender.
La puesta en marcha de una escuela que apueste por el medio ambiente, en la que todos sus integrantes participen de forma activa en su cuidado y conservación, constituye un escenario privilegiado para el fomento y desarrollo de estrategias de aprendizaje autónomas. En las tareas diarias en el huerto escolar se van a presentar multitud de oportunidades en las que nuestro alumnado habrá de recoger y organizar la información de forma práctica (siembra, floración, riego, rotación de cultivos, etc.)
8. Autonomía e iniciativa personal.
El proceso de creación y funcionamiento de un huerto escolar ecológico, exige al alumnado una planificación de la acción a desarrollar y el establecimiento de unas metas y objetivos a alcanzar. Todo ello conlleva un desarrollo de su capacidad para elegir y tomar decisiones, así como la aceptación de responsabilidades y la evaluación de los resultados, con vistas a detectar posibles errores y proponer mejoras posteriores.

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